Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

Colectiva

Fernando Mastretta

14/09/2005 - 30/10/2005
Fernando Mastretta (2005), vista general.
Fernando Mastretta (2005), vista general.
Fernando Mastretta (2005), vista general.
Fernando Mastretta (2005), vista general.

En ésta exposición en la Galería Heinrich Ehrhardt, su cuarta individual en Madrid, Fernando Mastretta (Barcelona, 1961), concibe la pintura como soporte idóneo de la memoria. En sus obras aparecen sucesos vividos y, metafóricamente, sonidos y olores, sustentados en una trama poética de bandas de color y pinceladas.

La pintura entendida como un viaje por los modos que se han creado a lo largo de la historia que Mastretta transforma desde el filtro de su percepción. En esta exposición confluye todo: un recorrido por su trayectoria, sus influencias, sus referencias: el primer José Guerrero que ve a los 18 años, después el descubrimiento de la pintura de Robert Motherwell, las composiciones “colgadas” de Philip Guston, las mallas marcadamente artesanales de Jonathan Lasker, las retículas de Juan Uslé o un recuerdo vago al orgánico Luis Gordillo, sin abandonar, como decía Calvo Serraller de su pintura, “la aproximación a los paisajes de Willen De Kooning, y la síntesis que retrotrae la moderna gestualidad del expresionismo abstracto a la disciplina de la construcción. El efecto de la pintura apasionada y carnal, de brillante factura y perfecta arquitectura”. O como apuntaba Javier San Martín: “ entre los pintores dispuestos a derrochar el inagotable fondo de lo pictórico, Mastretta, con una elegante contención expresiva y una cierta discreción en el interior de la vorágine visceral propone un sistemático proceso de representación de las ideas”. Narración y vitalidad, filtro del espectáculo del mundo, y atento a las temperaturas subjetivas.

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Marcos Giralt ha reseñado el proceder pictórico de Mastretta en perpetuo cambio, y cómo en ese vadearse entre abstracto o figurativo, se encuentra la raíz misma de su estilo como artista, una investigación consciente , un eclecticismo irónico y retador, que se materializa ahora en estos últimos cuadros de manera rotunda y coherente, una suerte de síntesis acabada entre el gesto y la figura.

En la muestra de la galería Heinrich Ehrhardt la pintura para Mastretta sigue siendo el hilo argumental para la vida, que a través de franjas, colores, manchas, y con cualquier código y lenguaje da salida a una voluntad de expresión, donde cada cuadro está argumentado. Usúrbil –como describe el propio Mastretta- “Cunado pienso en Usúrbil veo, onduladas montañas verdes, cielo plomizo, caseríos con detalles rojos y verdes, banderas rojas y verdes, una carretera gris muy brillante. Todo hace pensar en una laqueada cerámica china. Sin embargo, tras una segunda lectura, siento como color, el negro. Gran cantidad de negro que adquiere, como si se tratase de una nube bidimensional, una levísima forma humana. También aunque lejanamente, oigo el bramido de la mar: una escarcha chispeante azul ultiramarino. Todo ello rodeado de tierra amarilla chorreante, en ocasiones evanescente, acostada sobre una mancha blanca densa translúcida”. Eyeless in Yuba, que da título a la exposición, o el pulso que se estable entre la representación y la no representación, o el poder evocador de una línea igual de poderosa que una forma.

Mastretta, defiende la pintura como intención evocadora de sentimientos privados, y persigue la búsqueda de la belleza en donde habita un latido tenebroso y negro, que mantiene la pintura en suspenso, y da cuenta de cómo el arte sólo tiene sentido cuando se acerca a la vida

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